olvidarme de lo prescrito, de lo supuesto,
de lo imposible,
lo improbable siempre fue para más suspense.
olvidarme de las comas y de los puntos suspensivos,
del intelecto indescriptible,
la indescifrable brevedad de en lo que pienso,
de en lo que mañana piense,
si acaso me diera por pensar de nuevo.
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